Tras el histórico triunfo de Andrés Manuel López Obrador como Presidente de la República, las cosas empezaron a cambiar para los mexicanos menos favorecidos por un sistema político y económico injusto y parcial, representado por miembros de partidos alejados de toda forma de democracia.
El presidente de México ya no está al servicio de los potentados, de los súper millonarios, de los hacendados modernos, como había sido con Enrique Peña Nieto, del PRI, Felipe Calderón y Vicente Fox del PAN.
La privatización de las empresas del sector público, so pretexto de deficiencias, se realizaba para otorgarlas a los empresarios que vendían los productos al gobierno.
Negocio redondo. Además, la exención de impuestos, apoyos económicos en situaciones de números rojos, el gobierno los protegía. Les condonaba millones de pesos.
Por eso no alcanzaba el dinero para atender las necesidades de la ciudadanía. Cada día había más pobres. Cada día cerraban sus puertas las pequeñas y medianas empresas. Ellas no eran beneficiadas como los monopolios.
Por eso se contrataba deuda externa. Para tapar los huecos que la corrupción cavaba. Miles de millones de pesos se iban a los bolsillos de los funcionarios públicos. Incluso hasta el mismo Presidente. Gobernadores, alcaldes, senadores, diputados, sin importar partido, todos nadaban en dinero.
En el ejercicio de López Obrador como Presidente eso ha cambiado, eso está cambiando. Poco a poco. No se puede de un día para otro, porque la corrupción está más arraigada que las raíces de un fresno. Pero se han dado pasos para acabar con la corrupción. Dos peces gordos están en la cárcel: Emilio Lozoya y Rosario Robles, además de ex gobernadores, ex diputados. Si antes la corrupción quedaba impune, ahora no.
López Obrador ha convertido la lucha contra la corrupción en una gesta histórica. Nunca antes ningún presidente lo había hecho. No lo hacían porque salían salpicados.
Lo que se robaban los políticos ahora se usa para bien de adultos mayores, estudiantes, madres solteras, personas con discapacidad. Y eso el Presidente de México, Andrés Manuel López obrador, lo ha elevado a rango constitucional.